Diego Irarrázaval
Diego Irarrazaval. Resumen de vivencias y labores teológicas.
Les cuento algo de mí, y les invito a leer estos escritos. Un diálogo ciudadano incluye repensar con fe, y sin jaulas. También uno se alucina con cada amanecer. Parece que la humanidad está con dolores de parto. El mensaje paulino (Rom 8,18-23) acrecienta nuestra “ansiosa espera”. En estos contextos de un cambio de época ¿qué aportes y desafíos ofrece la teología latinoamericana? ¿Cómo se colabora en el proceso de parto de una humanidad y creación nueva? Aquí va algo vivido, conversado, elaborado, con diferentes personas en Peru, en Chile, y otros lugares. Ahora, al organizarlos para un ´sitio www´, veo aciertos y también mis equivocaciones. Por eso, estimado lector/a, les agradezco su lectura crítica de mis textos (ya que absolutizar textos, y evadir debates, implica violencia cultural).
En Santiago de Chile nací a fines del 42. Crecí rodeado de cariño, y también de inequidad socio-económica y de inquietudes culturales. La mamá -Elena- me enseñó a rezar, y el papá -Raúl- a tener algo de buen humor. Había paseos y peleas entre siete hermanos; y por ser el cuarto, era mía la buena ropa ya usada por los mayores. En 1973 Chile ha sido golpeado la dictadura cívico-militar; he colaborado en acciones sociales y derechos humanos; tuve que salir del país. Mi corazón y mente se abrió a américa latina.
Renací en el Perú gracias a comunidades urbanas y aymaras (durante 29 años). En varias instituciones, por 22 años, he estudiado ciencias humanas y teología (hasta quedar calvo). La verdad es que más he aprendido de poblaciones festivas, pobres, sabias (en la región andina y otros rincones del mundo). Como integrante de la Congregación de Santa Cruz, en Chucuito he sido ordenado presbítero por Don Mateo Calderon, siendo presentado al obispo por el querido Yatiri andino Don Osvaldo Palomino y por la vecina chimbotana Sra. Santos Garcia. Desde los años 60 hasta ahora (2019) he estado aportando en labores teológicas dedicadas a la liberación; y colaborando en tareas pedagógicas, parroquiales, instancias sociales, que forjan (como hormigas y como abejas…) un buen-con-vivir y otro-mundo-posible.
Durante mi itinerario personal, estoy admirando flores de fe, y sabrosos frutos teológicos, generados por postergados y sabios. A la vez, me duelen y afectan las espinas, provenientes de afuera y de adentro de la población. Soy sólo una voz -con constantes limitaciones, y con claras opciones- dentro del concierto de esfuerzos y redes eclesiales que hacen teología con el pobre y a favor de la humanidad. Me he dedicado más a procesos culturales y espirituales; en ellos he estado entretejiendo perspectivas de pueblos originarios, de género, de ecología, de postsecularidad, del pensar lo festivo y lo simbólico. Deseo dar cuenta de cómo se cultivan flores, y de cómo nos defendemos de espinas (aunque ellas paradojalmente también son protectoras).
Algunos han dicho que la teología de liberación provenía de una crítica macro-social inspirada por el marxismo. No ha sido así. Más bien se ha examinado la injusticia y han sido escuchadas diversas líneas científicas. La actitud básica ha sido (y es hoy) la indignación ante atropellos estructurales que dañan a personas concretas, una lúcida estrategia de misericordia cristiana, y un auscultar lo que Dios siembra en la historia. (Añado algo: en Chile participé y tuve un pequeño rol en la insurgencia universitaria de los años 60; y en los 70 he sido parte de la red ´cristianos por el socialismo´, abriendo los ojos al caos generado en un universo desigual e hipócrita).
En medio de mucha censura externa, y de resacas y contradicciones internas, la renovación eclesial ha incluido vetas teológicas. Éstas han brotado y han sido alimentadas por cantidad de iniciativas locales y por respaldos institucionales: el Vaticano II, Consejo Mundial de Iglesias, organismos ecuménicos en América Latina, Conferencias episcopales del continente y de algunos países, CLAR, incontables estructuras apostólicas y de espiritualidad. Han sido y siguen siendo espacios minoritarios, y frágiles líneas de convergencia. Muchos hemos sufrido descalificaciones; algunos/as han sido cruelmente marginados en las iglesias. Sectores de las iglesias han continuado con esquemas de cristiandad y neo-cristiandad, que son unilaterales.
En cuanto a cambios en lo teológico, junto al parámetro que se limita a explicar el magisterio, lentamente gana terreno la actitud dialogal y servicial ante el mundo de hoy. Lamentablemente hemos sobredimensionado un racionalismo (greco-occidental), y poco han sido tomados en cuenta otros saberes y espiritualidades que animan la reflexión de fe.
En mi caso fui formado con la fresca teología conciliar; aunque ella nos llegó a través de moldes racionales. Al terminar mis estudios formales, acompañé por una semana a un conjunto de baile en una fiesta patronal en la pampa chilena, y asumí la óptica de Paulo Freire de dialogar con la población, a fin de ser oyente y acompañante de su fe y teología. En los años 70 trabajé pastoralmente en el puerto de Chimbote y teológicamente en el centro Bartolomé de las Casas en Lima (dirigido por G. Gutierrez); me ha fascinado la creatividad simbólica y creyente, en Perú y las Américas. Me siento privilegiado al apreciar la tradición cristiana desde el universo simbólico andino. De modo especial, agradezco tanto compartido durante 23 años en comunidades del Altiplano del Perú (y que constituye varios de mis libros). Puedo también relativizar la cultura dominante (de donde provengo) y su apropiación del cristianismo. Siento mayor libertad ante lineamientos humanos de la fe, y disfruto diferentes mediaciones culturales y espirituales.
Al ir terminando, anoto una lista de algunas actividades del pasado y presente.
Estudios: Licenciatura en Teología (Pontificia Universidad Católica de Chile, 1969); Master of Arts, Religious Studies (Divinity School, University of Chicago, 1975); semestre de reflexión bíblica en Jerusalen (Tantur Ecumenical Institute, 2002); incesante aprendizaje en espacios del pueblo.
Responsabilidades: Colaborador en parroquias Cristo Redentor en Santiago, Chile (1970-1973) y Santa Cruz en Chimbote, Peru (1975-1980). Profesor y Director, Departamento de Estudios Teológicos para Laicos, Universidad Católica de Chile (1971-1973), y participante en Comité por la Paz (Derechos Humanos, 1973-1974). Miembro del Instituto Bartolomé de las Casas, Lima, Peru (1975-1981). Párroco en N.S. de la Asunción, Chucuito, Peru (1981-1992, 1998-2001, 2003-4). Director del Instituto de Estudios Aymaras, y editor del Boletín del Instituto Aymara (1981-2004). Profesor de filosofia y teologia, Seminario interdiocesano N.S. de Guadalupe (1981-2001, 2003). Miembro del Directorio del Instituto de Cultura y Tecnología Andina (2004-14), y del Consejo de la Asociación Sudamericana de filosofia y teologia intercultural (2003-12). Vicario en Parroquia de San Roque (Santiago, Chile, 2004-2019). Miembro del Directorio de la revista internacional de teologia Concilium (2005-2017), de la Asociación de Teologos/as del Tercer Mundo (1990-2019), de Sociedad Chilena de Teologia (1986-2019), de red Amerindia (2002-19).
Docencia: Cursos en Departamento de Estudios Teológicos para Laicos, Universidad Católica de Chile (1971-1973), de filosofía y teologia en Seminario inter-diocesano N.S. de Guadalupe en el Perú (1981-2003). Cursos en Facultad de Teologia de Arquidiócesis de Sao Paulo (1992), en Instituto Ecuménico de Estudios Teológicos Andinos, La Paz, Bolivia (1996, 1999), en Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica (2001, 2004). Participante del Centro Manuel Larraín (Santiago, Chile), 2005-19. Profesor del Instituto Alfonsiano (2004-9). Académico adjunto en Ciencias Religiosas en la Universidad Católica Silva Henriquez en Santiago (2004-2018).
Asesoría y participación: Asesor durante tres décadas en programas y cursos del Instituto de Pastoral Andina (IPA), Perú. Participante y panelista en encuentros anuales de la Colección Teologia de Liberación (en Brasil, en los años 80 e inicios del 90); y en Encuentros Latinoamericanos de Teologia India (1990, 1993, 1997, 2001, 2006, 2009, 2013, 2016), de Teologia Feminista (1999), de Teología Afro-latinoamericana-caribeña (2003). Participación en Seminarios del Instituto Missio, Aachen, Alemania. Elaboración de un Manual de teología intercultural en todos los continentes. Asesor en International Editorial Advisory Board, ´Church and Theology in Context Series´ y ´Studies in World Christianity and Interreligious Relations´ (2001-2016). Profesor en cursos de la Conferencia de Religiosos del Peru y de Chile; asesor en seminarios de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR), e integrante de la Comisión de Formación en la CLAR. Miembro de la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión en el Mercosur (2006-2019).
Anhelos compartidos: En el nuevo contexto sociocultural de América Latina, les comparto mi deseo de caminar con el Espíritu de Jesús, y en espacios eclesiales donde gente postergada opta por la Vida. Ante malestares humanos y clamores espirituales (en Chile y otras regiones latinoamericanas), cada pueblo forja rutas de justicia y paz. Por una parte, indigna tanto malestar personal y social, y, por otra parte, entusiasma la felicidad sin maquillaje. Con Violeta Parra vale cantar: ´gracias a la vida que nos ha dado tanto…´, y cultivar un ´sentir profundo… como una creatura frente a Dios´.